Estos aparatos generan campos electromagnéticos de baja frecuencia que pueden ser dañinos cuando están en funcionamiento. ¿Cómo prevenimos sus efectos?
En 2001 y 2002, Michael Patrick Murray y otras cinco personas, todos los cuales tenían tumores cerebrales ubicados debajo de donde tenían sus teléfonos celulares, demandaron a la industria de las telecomunicaciones por daños y perjuicios. En 2010 y 2011, siete víctimas más de cáncer de cerebro se unieron al caso como demandantes adicionales.
Uber ya tiene todos los permisos necesarios para comenzar las pruebas de su nuevo servicio de reparto de comida a domicilio con drones. De hecho, la compañía acaba de presentar un nuevo diseño de su dron de reparto. Es precioso, pero no tenemos muy claro si viene con comida o a cazar humanos.
De acuerdo con diversos expertos, la exposición crónica e intensa a la radiación inalámbrica probablemente tenga graves repercusiones en nuestra salud, sobre todo la de los niños, que ahora están expuestos a la misma incluso antes de nacer.
Las pantallas de los teléfonos inteligentes, las tabletas o los ordenadores portátiles emiten una luz tan brillante que podemos verlas incluso a la exposición directa de la luz solar. Un nuevo estudio, publicado por la revista Scientific Reports, concluye que la luz azul puede acelerar la probabilidad de quedarnos ciegos.
El uso cada vez más extendido de los teléfonos móviles podría dañar la memoria de los jóvenes pues, al parecer, los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) que recibe el cerebro cuando pegamos el dispositivo a la oreja para escuchar a nuestro interlocutor pueden tener efectos negativos en la memoria a edades tempranas, además de entrañar riesgos de sufrir hipersensibilidad electromagnética.