Buses y metro incorporarán cámaras para evitar el acoso en Barcelona.

En el mismo momento que alguien aprieta el interfono de emergencia en una estación de metro, una pantalla con imágenes en directo se maximiza en el centro de control de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y se prioriza sobre el resto de las 8.000 cámaras activas. El personal de seguridad puede ver al instante qué está pasando en ese lugar concreto desde el que se solicita ayuda y reaccionar como corresponda de la manera más rápida posible.

No sucede lo mismo si el botón de emergencia se aprieta desde el interior de un vagón de metro, pensado únicamente para avisar al conductor. La velocidad de reacción ante una emergencia varía mucho de un caso al otro, así como la percepción de seguridad que tienen las viajeras, malacostumbradas a tener que enfrentarse a situaciones de acoso sexual con demasiada frecuencia.

Durante la redacción del plan de prevención del acoso en TMB, sus responsables detectaron que una de las principales mejoras que podían ofrecer a las usuarias de transporte público –el 60% son mujeres– es la tranquilidad de saber que en todo momento hay alguien al otro lado de las cámaras y el efecto disuasorio que supone. Para ello, se hace imprescindible que todos y cada uno de los rincones del transporte público estén videovigilados con equipos de control remoto en tiempo real, tanto en las estaciones como en los vagones, así como en los autobuses. La presidenta de TMB, Rosa Alarcón, lo define como “un salto cualitativo en materia de seguridad” para que “nadie lo pase mal cuando viaje en metro o en bus, sea la hora que sea”.

La tecnología de videovigilancia en tiempo real ya está habilitada desde su inicio en las líneas automáticas sin conductor (L9, L10 y L11) y se encuentra ahora en proceso de instalación en el resto de la flota. La intención de la compañía es tener adaptados todos los trenes a lo largo del año que viene tras una inversión de un valor aproximado de seis millones de euros.